Te hemos contado con anterioridad, la historia del toro negro de Cansahcab, pero… esta es aún más interesante. El toro de lidia es el actual conocido como raza de excelencia en participación de corridas. Pero… ¿Conoces la leyenda que alberga en Cansahcab? ¡Continua leyendo para conocer más!
Estaba por entrar la noche en una milpa cercana a la hacienda de Cansahcab y Máximo Baas permanecía escondido, esperando para asegurarse que su vecino, Emeterio Ucan, no estuviera. Tenían varias generaciones, desde sus abuelos, peleando sin pensar en las consecuencias, esa noche sabía que había fiesta en Kanasín y Emeterio iría con Petrona, su mujer, a la vaquería.
Planeó destruir la siembra de su vecino y robar las únicas dos vacas que poseía, poco le importaba que Emeterio era un hombre que vivía de la milpa y de vender la carne de sus vacas los fines de semana para darle sustento a su esposa, sus cinco hijos y a su anciana madre.
Después de haber robado las vacas y destruido la siembra de su vecino de milpa, Máximo se quedó sentado entre el monte bebiendo una botella de aguardiente, se encontraba bastante ebrio cuando, de entre la maleza, salió un pequeño ser que le dijo: “Por tu maldad, pagarás por cada cosa que tus antepasados le hayan hecho a la familia de Emeterio”. Máximo soltó la carcajada no paro de reír hasta quedó dormido.
Al día siguiente, Emeterio llegó poco antes del amanecer a su milpa, cuando vio todo destruido sintió que el mundo se terminaba, pues ahora no tendría que darles de comer a sus hijos por mucho tiempo. Camino en busca de sus dos animales sin tener éxito y regresó muy triste a su casa, pero no comento nada para no causar tristeza en su esposa y su madre. Más tarde, casi al caer la noche, escuchó que su vecino Máximo no había llegado a su casa y todos en Cansahcab lo estaban buscando.
Al día siguiente se dirigió de nueva cuenta a su milpa, sólo había caminado unos metros y le salió a su paso un toro gordo y negro, por un momento sintió miedo que el animal fuera a embestirlo, sin embargo, había algo misterioso en la mirada de burel que se le hacía familiar. Mientras corrían los minutos, notaba como si el animal tratara de decirle algo, tomó su escopeta y dio un certero tiro en la cabeza del toro, que tenía como quinientos kilos de peso. Al verlo muerto, destazó al animal y llevó la carne a vender a su puesto, junto a la plaza.
Después de haber vendido gran cantidad de la carne, llevó una parte para que su mujer la salara, como era costumbre y con el dinero que ganó con la venta de la carne del toro tenía suficiente para salir del problema en que lo había metido Máximo Baas, que seguía desaparecido: los señores del monte lo habían convertido en toro y, sin saberlo, todo el pueblo de Cansahcab había comido de su carne.
Desde entonces se ve, en las penumbras de las madrugadas, un toro deambulando por la plaza en buscando comer la carne de los descendientes de quienes hayan comido de la suya.
Simplemente interesante, ¿Cierto? ¿Cuál leyenda de los toros te ha parecido más interesante?